Por Santiago Pfleiderer, diario Alfil, martes 24/07/12
Las cosas en el Rock no vienen dadas porque sí, no se trata sólo de distorsión, putas y whisky. Y me arriesgo a plantear una serie de afirmaciones con las cuales –creo- algunos de ustedes estarán de acuerdo. Es que la literatura y la música, en la mayoría de los casos, van de la mano para crear y hacernos creer en un mundo o en mundos mejores. Pero sigamos: supongamos que estamos arriba de una Chevy, de un Mustang, de un Gran Torino, o simplemente caminando por banquinas con la frente sudada y mochilas de plomo. El viaje, o la cultura viajera actual, no viene de los míticos relatos de Marco Polo o de Robinson Crusoe, sino de la conjunción de cierto tipo de escrituras experimentales, del cuestionamiento de modos de vida y de la prematura aparición de guiños musicales vinculados a las raíces negras que luego se llamará Rock. Estamos hablando, entonces, de algo denominado Cultura Rock.
Entre 1948 y 1951 se escribía uno de los libros más importantes para comprender los fenómenos culturales que luego se desarrollarían con potencia en Estados Unidos, Inglaterra, y con fuerza en América Latina. Estamos hablando de On The Road (En el Camino, 1957), la novela con la que Jack Kerouac logró encender el fuego de las juventudes disconformes y revoltosas en el mundo. Una novela donde se nos presenta el concepto de la búsqueda inusitada de identidades arraigadas a la identificación juvenil, al jazz más desfigurado y frenético que es el Be-Bop y al viaje como una manera de absorber, conocer y aprender las relaciones humanas desde una pureza inexplorada basada en el despojo y en la experimentación sexual y en las drogas. Sin dudas, Jack Kerouac junto a sus amigotes Allen Ginsberg, Neal Cassady y William Burroughs crearon las bases ideológicas del Rock como Cultura años antes de que Hendrix prendiera fuego su guitarra o de que Kiss pisara pollitos en el escenario. La socio-crítica habla de la Metáfora del Viaje refiriéndose al recurso de utilizar en las canciones la cuestión del viaje como una manera de adquirir un aprendizaje mental y espiritual.
Podría decirse que, desde el Materialismo Cultural propuesto por el sociólogo Raymond Williams, la Cultura Rock hace referencia a una forma de pensar y de actuar en el marco de ciertas normas, ideas e ideologías. La Cultura Rock es una forma de vida.
¿Desde cuándo el Rock es Cultura? Desde que un grupo de jóvenes intelectuales y escritores, en los Estados Unidos, comenzaron a criticar el modelo de vida burgués basado en convenciones sociales antiguas y retrógradas, vivenciado por una falsa felicidad impuesta por el consumismo. Es así que los relatos y poemas que identificaron a toda una juventud deseosa de desligarse de las herencias éticas y morales de sus padres comenzó a tomar forma en un nuevo género musical llamado Rock & Roll, nacido de extrañas conjunciones entre el Blues, la música Country y el Be-Bop.
Influenciada en gran parte por obras literarias iniciáticas como On The Road y por las obras de otros escritores de la Beat Generation como Allen Ginsberg y William Burroughs, la juventud vio la necesidad de rebelarse y marchar en contra de un sistema gastado y con valores falsos y esclavizantes viendo cómo se desmoronaba el famoso “sueño americano” construido por sus padres y abuelos. Así el Rock –de la mano de los jóvenes poetas- nace como una reacción contra las generaciones mayores y contra la vieja y maniquea moral de la burguesía tradicional. Esto generó una gran cantidad de obras cumbres contraculturales en la órbita del cine, la literatura, la música y el teatro. También así nacieron mitos como recorrer la Route 66 en choperas o en autos de motores V8; y si nos pusiéramos a hilar fino, la canción “La vuelta al mundo”, de Calle 13, nos remite a los mismos inicios.
La canción “Born to be wild” (Nacido para ser salvaje), de la banda Steppenwolf, es quizá uno de los himnos más representativos de la Cultura Rock, y va de la mano de la película Easy Rider (Buscando mi destino, 1969), de Dennis Hopper. "Born to be wild" junto a On The Road, el poema “Howl” (Aullido) de Allen Ginsberg y películas como Easy Rider, proponen una idea de libertad basada en el viaje y en la experiencia, en la independencia al margen del sistema. Estas obras proponen un crecimiento personal y colectivo basado en el amor y el sexo, en la experiencia ilimitada, en la apertura de los sentidos y en la intelectualidad como una forma de ver el mundo. Y de cambiarlo.
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