lunes, 12 de mayo de 2014

33 AÑOS SIN JOHN LENNON / REVOLUCIÓN, MI AMOR


Por Santiago Pfleiderer, diario Alfil, martes 10/12/13
san.pflei@gmail.com

De mi infancia tengo algunos recuerdos imborrables, cosas que uno guarda en la memoria como un tesoro en un cofre, como una carta esperada. Cuando somos chicos absorbemos como esponjas casi todo, pero las que nos marcan a fuego son esas que sabemos que, de una o de otra manera, nos van a acompañar durante toda la vida.

A los ocho o nueve años me hice fanático de las historietas de Mafalda, del enorme historietista argentino Quino (Joaquín Salvador Lavado). Mafalda, Felipe, Libertad, Miguelito, Guille, Susanita y Manolito representaban axiomáticamente el mundo que yo estaba descubriendo. Gracias a ellos, por ejemplo, conocí a The Beatles. Mafalda era mi confidente, odiábamos (odiamos) la sopa, nos hacía cosquillas el mundo y nos seducía el Rock con su irreverencia y su caudal de verdades reveladas.

En casa, los sábados por la mañana sonaba Cat Stevens y Crowded House. Ésa era mi banda de sonido entre los matecitos dulces y los criollitos con queso crema. Pero entre los nuevísimos CDs de mi viejo aparecieron, un día, dos cosas que me hicieron estallar la cabeza: eran dos álbumes dobles, uno rojo y uno azul con cuatro tipos en las carátulas; en el rojo estaban afeitados y en el azul estaban barbudos y con los pelos largos. Pregunté, entonces, quiénes eran los señores de las tapas. Recibí como respuesta los nombres de John Lennon, Paul McCartney, Goerge Harrison y Ringo Starr. ¡La puta madre! ¿Por qué me sonaban tanto esos nombres? El hecho es que seguí indagando al respecto. En la confusión de mi infancia aturdida por un planeta al que me quería devorar, no lograba hilar del todo. Por algún lado conocía la existencia de John Lennon y, por otro lado, conocía la existencia de Paul McCartney, pero… ¡no sabía que habían tocado juntos y que habían hecho canciones tan hermosas como “Revolution”, “Hey Jude” y “The ballad of John and Joko”! Días más tarde y, sumido en la vergüenza, caí en la cuenta de ellos eran The Beatles.

Cada uno tiene su Beatle preferido. Paul es considerado como el tierno del grupo, el tipo de las bellas canciones y, quizá, el más duro de los cuatro de Liverpool. Él es el autor de himnos maravillosos como “Blackbird”, pero también de explosiones rockeras como “Helter Skelter”.

Harrison era el menor de cuatro hermanos, y también era el más chico de los Beatles. Era el niño tímido y sensible, cultor de una musicalidad exquisita, espiritual y aleatoria. Hizo canciones mágicas como “While my guitar gently weeps”, “Something” y “Here comes the sun”. Trascendió a la inmortalidad el 29 de noviembre del año 2001 luego de haber sido el creador del primer festival de rock a beneficio: The Concert For Bangladesh, en 1971. También formó, en los años 80, una banda alucinante con Roy Orbinson, Jeff Lynne, Bob Dylan y Tom Petty: The Traveling Wilburys.

A Ringo Starr tuvimos la oportunidad de verlo en Córdoba hace poco más de un mes. Es un viejo hippie. Él ama, siempre dice que te ama, a vos, a nosotros, a todos. Paz y amor para todos, paz y amor nac & pop. Ringo Starr sabe que es un mito y por eso sale a tocar con la Selección Mundial del Rock para que veamos que los mitos existen, para que tengamos una buena clase de Rock. Actor, fotógrafo, tierno y con aires de ingenuidad. Ringo es inclasificable.

Y John… ¡Qué decir de John! Lennon fue un mártir. El tipo era un inconformista, una mente inquieta, brillante y abrumada. Se expuso al mundo desde su música, sus dibujos, su amor y su desnudez. Decía: “¡Vivimos en un mundo donde nos escondemos para hacer el amor pero la guerra se practica en plena luz del día!”. John Lennon nació el 9 de octubre de 1940 y murió el 8 de diciembre de 1980.

¿Qué decir de uno de los tipos más salvajemente bellos y universales de la historia? Ese flaco narigudo de marcado acento inglés –herencia de su Liverpool natal- que se enamoró de una artista plástica japonesa. Un músico transgresor que abandonó el flequillo y los trajes por pelos largos y laberínticos viajes de LSD. Uno de los más grandes compositores del siglo XX, cambiándole la vida al mundo con un sin fin de canciones maravillosas. Ese tipo que tampoco hubiera sido nadie sin su Rickenbacker blanca y sin sus compañeros Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr. El flaco inglés que se enamoró de Nueva York por considerarla la capital de la libertad, donde vivió en lucha constante contra la desigualdad y por la paz, por el brillo de una rosa blindada, por el amor puro y vital de las cosas del arte. Only love can sustain. Spinetta y Lennon compartían el mismo amor por la humanidad. El músico que se convirtió en mito la noche del 8 de diciembre de 1980 luego de que un fanático de The Beatles descargara cinco balas sobre el cuerpo de Lennon en el hall del Edificio Dakota donde él vivía con su compañera, Joko Ono, frente al Central Park de NY: Mark David Chapman se convirtió, por unas horas, en el tipo más odiado del mundo.

El domingo 8 de diciembre se cumplieron 33 años de la muerte de Lennon. Mientras todos armaban el pinito yo pensaba qué hubiera sido si John viviera. Tipos como él son necesarios en el mundo. Lennon era un artista creador de epifanías, de chispas de lucidez universales, moldeador de sentimientos indestructibles.

No hay nada más hermoso que compartir el amor, y el amor por The Beatles. Ojalá existieran más tipos como Lennon.

No hay comentarios:

Publicar un comentario