:: Texto: santiago Pfleiderer
: Fotografía: José Abecasis
La canción es una de las expresiones musicales más antiguas y con mayores proyecciones a futuro en el mundo. Desde la Grecia antigua, pasando por la Edad Media y atravesando toda la Modernidad, la canción se renueva al ritmo de la historia. Sin dudas, el pasado viernes 26 de noviembre se reafirmó esta idea: el cantautor Gabo Ferro se adueñó de las tablas de Club R para regalarnos un puñado de frescas canciones.
Juglar del adoquín y de la noche
Luego de editar un nuevo material discográfico titulado El hambre y las ganas de comer, el músico se presentó en Córdoba para regalarnos su arte en un clima de intimidad. Fue así que el viernes 26 de noviembre, ante una audiencia expectante y feliz, Gabo Ferro repasó una gran cantidad de temas de su repertorio solista bajo una tímida puesta de luces y con un sonido realmente contundente. Gabo vino a presentar su último disco acompañado de su banda conformada porSantiago Campiano en guitarras,Emiliano Caffarelli en bajo, Agustín Durañona en teclados,Federico Vázquez Gil en sintetizadores, y Franco Moscuzza en batería. El show alternó momentos de suma intensidad generados por la banda y las nuevas composiciones de Gabo llenas de fuerza y electricidad, con su clásico repertorio de canciones acústicas; los músicos iban y venían dependiendo de la lista de temas. El hambre y las ganas de comer es un disco eléctrico y potente que reúne lo mejor del espíritu setentero vinculado con exploraciones más cercanas al popy a un sonido beat. El grupo suena tremendamente ajustado y cada pieza está recubierta de buen gusto y de alto nivel compositivo sin dejar de bogar por la simpleza auditiva que la canción, como tal, exige.
El hambre y las ganas de comer reúne trece temas cuya lírica fue compuesta por el poeta y novelistaPablo Ramos, radicado en Berlín. Las letras están llenas de lugares para-nada comunes, de humor y de un inherente aire de bohemia.
Entre las idas y venidas de sus músicos, Gabo Ferro, sólo con su guitarra Gibson ES-335, interpretó de manera semi-acústica sus canciones minimalistas, bellas, adornadas de arpegios y de acordes con texturas rockeras, jugando con tiempos y disonancias, subiendo y cayendo en múltiples intensidades. Vale recordar que es un cantor experimental, y lo demuestra haciendo uso de falsetes –más allá de su alto tono característico-, susurros y vociferadas acompañando las cadencias armónicas y melódicas ejecutadas en la guitarra. La poesía de las canciones de Gabohabla de vivencias trastocadas por una gota surrealista, de recuerdos distorsionados y de marcas de fuego; letras llenas de humor y llenas de melancolía, de deseos de futuro y de deseos de olvido.
Temas como “A Algún Puerto del Mar Muerto”, “Sólo Tenemos Ciencia”, “¿Por qué no Llorás un Poco?”, “La Casa; Nuestros Discos”, “Volví al Jardín”, “Costurera y Carpintero“ y “El Cuadro de mi Daño” fueron algunos de los temas clásicos de Gabo Ferro que sonaron en Club R junto a sus nuevas canciones.
Hay que aclarar que a Gabo se lo inscribe dentro de un circuito de cantautores jóvenes con los cuales él comulga, actúa y produce; entre ellos están Flopa, Florencia Ruiz, Ariel Minimal yLisandro Aristimuño, entre otros talentosos y renovadores artistas que pregonan la canción militante de las producciones independientes; incluso se lo ha llegado a comparar con Miguel Abuelo por su cercanía al folk y por su actitud de nihilismo frente al mundo del espectáculo mediático y comercial.
Se hace camino al andar
El músico y poeta, que además es historiador y docente universitario, comenzó en los años ‘90 a actuar al frente de una banda de hardcore llamada Porco, después de haber cursado estudios en Psicología. Luego de una ascendente carrera -con dos discos publicados- y de haber atraído la atención de la prensa, Gabo Ferro abandonó la banda en el año 1997 y, en un silencio musical que duró siete años, estudió, se recibió y se doctoró en Historia, publicando un libro, –su tesis- tituladoBarbarie Y Civilización: Sangre, Monstruos Y Vampiros Durante El Segundo Gobierno De Rosas (1835-1852), adquiriendo una Mención Honorífica del Fondo Nacional de las Artes en el año 2005. Atraído por una propuesta del líder de Pez y ex Fabulosos Cadillacs, Ariel Minimal, publicó el álbum Canciones que un hombre no debería cantar (Azione Atigianale, 2005) calificado por la crítica especializada como el mejor disco de ese año. Al año siguiente apareció su segundo disco titulado Todo lo sólido se desvanece en el aire (Azione Artigianale, 2006) seguido de Mañana no debe seguir siendo esto (Azione Artigianale, 2007) captando la atención de la crítica y de un público ávido de nuevas plumas frescas, y manteniendo su relación con el sello independiente deAriel Minimal.
En el año 2008 Gabo Ferro presentó Amar, temer, partir bajo el sello propio llamado Costurera Carpintero, siendo ya parte indiscutible de la nueva cancionística argentina. Al año siguiente publicó el disco Boca arriba (Oui Oui Records / Costurera Carpintero, 2009) en medio de giras por Europa y por el interior de toda la Argentina. También, ese mismo año, editó un disco titulado Nada para el destino en colaboración con Flopa y Ral Varoni. En el año 2010, Gabo Ferro publicó su segundo libro,Degenerados, anormales y delincuentes: gestos entre ciencia, política y representaciones en el caso argentino (Marea Editorial). El hambre y las ganas de comer (Oui Oui Records, 2010) es el último material discográfico de Ferro y cuenta con la lírica del escritorPablo Ramos.
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