Por Santiago Pfleiderer, diario Alfil, martes 04/12/12
san.pflei@gmail.com
Antes, mucho tiempo antes de que los festivales de rock y de otras expresiones populares tuvieran nombres de marcas o de corporaciones multinacionales, se organizaron encuentros culturales que quizá no fueron lo que en un principio se esperaba o que, al contrario, desbordaron las expectativas. Quizá algunos de los casos más resonantes y paradigmáticos sean los de los míticos festivales de Woodstock, Altamont, el de la Isla de Wight, el Concierto por Bangladesh y el argentino BA Rock que vio nacer a muchas de las grandes estrellas del rock local.
También existen encuentros y festivales que, por alejarse de intereses meramente económicos, no entran en las agendas de los medios masivos de comunicación vinculados -claro está- a las empresas y corporaciones que alimentan y dirigen los diversos perfiles y los contenidos que muchos medios reproducen. En fin.
Para comprender cabalmente la línea por la cual pretende dirigirse este artículo creo que es importante aclarar algunas cuestiones con respecto al significado de lo Pop. El filósofo y semiólogo italiano Umberto Eco señala que lo Pop es, a grandes rasgos, un conjunto de manifestaciones artísticas que, por un lado, hacen referencia a lo popular en tanto masivo, es decir, tiene que ver con la producción y elaboración de bienes culturales pensados para ser difundidos y consumidos en masa, como por ejemplo grandes hits musicales que por contener ciertos patrones de composición hacen que sean rotados infinitamente en las radios más allá del gusto particular. Los movimientos Pop están íntegramente ligados a la cultura de masas. Podemos poner como ejemplo la producción de series televisivas o el arte aplicado a la publicidad. El arte Pop en los años 50 y 60 fue considerado, a la vez, como una manifestación crítica que denunciaba la reproducción en masa del arte, pero –paradójicamente- era consumido masivamente. El rock, el cómic, la radio y el cine son los íconos fundamentales del Pop y de la cultura de masas en tanto sean consumidos y reproducidos masivamente.
Pero también lo Pop hace referencia al sentido más onomatopéyico de la palabra, es decir –como el apócope inglés lo define- hace referencia directa a lo Popular. Y lo Popular, si bien está íntegramente vinculado con las diferentes expresiones de lo Pop a lo largo de más de cincuenta años -como también a la cultura de masas-, está más arraigado a un sentido y a una definición que tiene que ver con la identidad, con factores culturales construidos históricamente que hacen a la identidad de los grupos humanos. Y las expresiones artísticas populares –alejadas esta vez de la cultura de masas- son las que perviven a lo largo del tiempo sin la necesidad de ser reproducidas masivamente para lograr un consumo, ya que son expresiones genuinas valoradas en ese punto por ciertos grupos sociales.
Y hablando de cultura popular, de expresiones genuinas y de festivales, hay que hablar del Encuentro Cultural de San Antonio de Arredondo, un espacio creado desde las bases de diversas expresiones artísticas y que se repite ininterrumpidamente todos los segundos fines de semana de diciembre desde hace veintidós años. El Encuentro de San Antonio es el Woodstock criollo. Miles de músicos, bailarines, poetas, luthiers y sedientos de arte se agolpan a orillas del arroyo de San Antonio para armar sus carpas y disfrutar de cuatro días intensos de talleres diversos, charlas, reuniones y disfrutar de la música en vivo que enciende la magia con su paleta multicolor, los brebajes y la camaradería de todo el que sabe que no hace falta control ni represión externa más que la de la propia fiesta.
Equipos comunitarios y rotativos de gente que cocina, que limpia y que cuida las pertenencias. Artistas de todos los rincones de país y gente dispuesta a valorar cada segundo de la entrega puesta a flor de piel.
El Encuentro Cultural de San Antonio de Arredondo cumple veintidós años, y todo gracias a la magia del Negro Valdivia (el Celador de Sueños, como le dicen sus amigos del dúo mendocino Orozco-Barrientos). En el Encuentro no hay pantallas gigantes ni se vende Coca-Cola, hay carpas, música, árboles y un arroyo para amar con los pies descalzos.
El Encuentro Cultural de San Antonio se realizará los días 6, 7, 8 y 9 de diciembre desde las 9 hs. ininterrumpidamente.
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