Por Santiago Pfleiderer, diario Alfil, martes 04/06/13
san.pflei@gmail.com
Muchos y extraños hechos ocurren en las tierras más lejanas, sumergidas en espesas tinieblas, rodeadas de abundante vegetación y de animales exóticos que ni el Dios de los Dioses, el dador de la Eterna Sabiduría, conoce.
Las frondosas neblinas y la humedad sofocante reinan en aquellas lejanas y desconocidas tierras en donde hechos tan extraños ocurren.
Hombres y mujeres de raros aspectos, con ropajes finos y largas barbas, se concentran en una lisa y pequeña pradera rodeada de abundantes y tupidos árboles en un bosque, en donde se encuentran reunidos todos los Brujos y chamanes, los Druidas y los Bardos practicando extrañísimas ceremonias rituales en las que sobre semi rectangulares rocas, o en grandes construcciones denominadas Menhires o Dólmenes, realizan cruentos sacrificios humanos. Luego de beber calentísimas y espesas bebidas de las marmitas hirvientes calentadas con madera dura y rojiza, los desvanecidos rostros de estos barbados hombres desean que Lugh, maestro de la técnica, el más alto de los dioses de estas oscuras y extrañas comunidades Gaulish –o según las llaman los sabios, comunidades Kehlts- arrojara desde su Trono en lo más alto del infinito Cielo, la salvación a la apocalíptica maldición de estas extrañas gentes.
Desde tiempos inmemoriales los acecha una terribilísima peste que riega con el dolor y la muerte a muchas de las comunidades Kehlts desparramadas en las profundidades de los bosques, y se arrojan al Reino de las Tinieblas su cultura y su ciencia.
Los interminables rituales, las cruentas ceremonias y los sangrientos sacrificios no logran satisfacer la cólera de Cernunnos, amo y dios de los animales todos, los aéreos, los terrestres y los acuáticos, que manifestando su fuerza y poder hizo recaer desde las faunas diversos y calamitosos males para con los humanos.
Es así que estas oscuras tierras se ven ahora azotadas por la maldición dictaminada por Cernunnos, el padre de los animales, y una dolorosa plaga de insectos infectados con una mortal enfermedad ha desatado una cruenta epidemia sobre los Kehlts.
Como una manada abundante de muchos bueyes que pastan tranquilos sobre las tiernas hierbas en las tardes primaverales, así se agolpan congregados los Druidas y los Bardos en los Stoneshenges cantando himnos y haciendo sacrificios muchos para saciar la ira funesta de Cernunnos, y al fin convencer a Lugh, el dios maestro de la técnica, para que el frío aliento de la oscura Morrigan deje de llevarse tantas almas inocentes a su lúgubre morada.
Pero, cansadas ya de escuchar los tristes y desgarradores lamentos, las altivas deidades Gaulish decidieron por fin dar terminación a sus cóleras siniestras, y la divina Brighid, diosa de la poesía y la paz, movió los astros que guían el designio de los hombres para derramar, nuevamente, la dicha y la vida sobre sus fieles mortales. Es que hay noches en que la alquimia de los hombres logra mover los nervios de los dioses, y mediante la conjunción de los sonidos eternos, las almas logran salvarse.
En medio de bosques ancestrales donde la luz se filtra tímidamente entre las copas de los árboles, las raíces se mueven y por los troncos vibran colores psicodélicos. Los brebajes y las hierbas humean desde las pipas. La aldea está en trance. El Chamán guía a las almas hacia el terror para enfrentarse con ellas mismas. Minotauros, basiliscos, hadas, duendes bailan sin control alrededor del fuego. Las chispas brotan con los sonidos del tiempo.
Los Chamanes crearon la Música para calmar el odio de los Dioses.
El Oscuro Gonzalo Tello (bajo), el Paranoico Sebastián Bazán (batería) y el Psicótico Charly Blues (guitarra) son los brujos de Mad Man Moon, un trío de Rock Progresivo y Psicodélico que logra viajar a través del tiempo para redimir los males de este mundo. Con una formación clásica de rock –y sin vocalista-, Mad Man Moon absorbe toda la mística de las leyendas nórdicas para crear un clima propicio de rituales celtas o galos, se hace cargo de la locura, de las neuronas desordenadas; es la banda de sonido de los duendes de la siesta. Desde Córdoba y para el mundo a través del tiempo. Los Celtas nos están escuchando.
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