lunes, 23 de septiembre de 2013

FERIA DEL LIBRO CÓRDOBA 2013, ENTRE LA INDUSTRIA Y EL PLACER / “UN LIBRO PUEDE CAMBIAR AL MUNDO”


Por Santiago Pfleiderer, diario Alfil, martes 17/09/13
san.pflei@gmail.com

Foto: Ma. Agustina García del Pino

Mañana miércoles 18 de septiembre finaliza la Feria del Libro Córdoba 2013. Cada año la Feria quizá sea uno de los acontecimientos culturales más esperados, quizá sea uno de los eventos municipales más arriesgados, quizá sea uno de los momentos anuales más importantes para la Cámara del Libro, los libreros y algunos escritores, o quizá sólo sea un espacio de paseo y de recreación para miles y la oportunidad de trabajo para otros tantos. El hecho es que la Feria del Libro mueve engranajes que uno ni se imagina que existen, y para que las carpas abran sus puertas y puedan recibir a la gente es necesario el trabajo y el esfuerzo de muchísima gente, el amor por el arte y la maquinaria de la industria cultural.

La Feria del Libro Córdoba 2013 trajo como consigna la frase Hacia 30 años de Democracia con una programación más destinada al debate político que a promocionar talentos o novedades editoriales.

Sin dudas que uno de los puntos más flacos de la Feria del Libro, desde hace ya algunos años, es la ausencia de escritores cordobeses y de editoriales como Ciprés, Nudista o Antiplan en espacios más firmes. Años anteriores hubo un espacio para Libros Son, la agrupación de escritores y editores independientes de Córdoba, en el cual se exponían producciones originales y artesanales por fuera de las estructuras de las carpas, pero este año Libros Son y sus actores faltaron. En el patio menor del Cabildo, sin embargo, se montó este año el espacio Antena, un lugar para la exposición de material independiente y para el debate artístico en manos de diferentes gestores culturales más vinculados al under que a la industria. Aunque sigue siendo medio ruidoso el hecho de que muchos escritores locales no tengan un espacio a la par de cualquier stand en las carpas blancas de la Plaza San Martín.

La industria cultural literaria de la mano del cine y de las series de TV hace que  algunas obras sean consumidas masivamente a través del vox populi, incluso aquellas que definan su estética en el arte de las tapas y en las secciones en las que se ordenen. Por ejemplo: algunas de las obras más compradas corresponden a sagas; recordemos el furor inicial de El Señor de los Anillos (de J. R. R. Tolkien), Harry Potter (de J. K. Rowling) y las Crónicas de Narnia (de C. S. Lewis). Hoy por hoy, los libros más vendidos en la Feria corresponden a Cincuenta Sombras (de Grey, Más Oscuras y Liberadas), la trilogía erótica de la novelista británica E. L. James, obras compradas compulsivamente por cientos de chicas de entre 18 y 30 años. Otra de las coronas es para la saga Canción de Hielo y Fuego (de George R. R. Martin) donde las batallas épicas y fantásticas rinden un homenaje perenne a la gran influencia de Tolkien. También desaparecen de los estantes la Saga de las Fundaciones (de Isaac Asimov), Crepúsculo (de Stephanie Meyer) y la saga Hush Hush (de Becca Fitzpatrick). Miles de adolescentes fluoresentes -y otros que no lo son tanto- llegan a los stands en busca de los tomos inconclusos y muchos de ellos agotados. Stephen King salta de los exhibidores con su saga de La Torre Oscura, y algunos más románticos y aventureros van en busca de novelas seguiditas de Nora Roberts y de Ken Follett. La novela rosa (mal denominada romántica) está liderada por Danielle Steel, Nora Roberts y Nicholas Sparks.

Y si de novelas hablamos, al ranking lo rompen Jane Austen, Isabel Allende y Gabriel García Márquez, vigentes por siempre en la sed de los lectores curiosos y de aquellos que reinciden.

La editorial Raíz de Dos es proveedora de algunos de los títulos cordobeses que se exhiben en la Feria, y podría nombrarlos a Jorge Cuadrado, Efraín Bischoff, Esteban Dómina, Guillermo Grimoldi y Dante Leguizamón como referentes de la editorial. También las escritoras de novelas históricas y apasionadas como las cordobesas Cristina Bajo, Reyna Carranza y Florencia Bonelli son un claro ejemplo de lo que marca la tendencia en el consumo de la industria cultural literaria, seguidas por Gloria V. Casañas, quien le pisa los talones a Bonelli.

Giremos la cabeza para otro lado de stand y veamos cómo desaparecen los libros de la denominada autoayuda y de medicinas alternativas: Tus Zonas Erróneas, de Wayne Dyer, así como libros de Osho, Coelho, Bucay y Laura Gutman son de los más buscados y llevados por el público. También libros más técnicos, históricos y de discusión política (Birmajer, Lanata, Fantini, Pigna) son de esos que le dan el pulso a la industria del libro.

Pero más allá de lo que las editoriales exponen como novedades y recomendados, siempre quedan por ojear las obras hermosas de María Elena Walsh, de Elsa Bórneman, de Ema Wolf, de Liliana Bodoc. Kundera, Galeano, Cortázar, Eco, Foucault y miles de autores y de libros escondidos nos llaman con el dedito para que vayamos a descubrirlos. Después de la Feria no se acaban los libros, va a haber muchos más en las librerías para salvarlos del polvo.

Una vez, debe hacer como diez años, yo estaba en el 9/90 Arte Club viendo a la Crosstown Traffic y había un loco con una remera sin mangas cuya inscripción decía "Un libro puede salvar al mundo". En el aturdimiento de mi adolescencia no comprendía del todo qué quería decir eso. Hoy esa frase es poesía y ley.

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