lunes, 12 de mayo de 2014

CÓRDOBA Y LOS LUGARES DE LA RESISTENCIA

Por Santiago Pfleiderer, diario Alfil, jueves 13/02/14
san.pflei@gmail.com
zona roja1 (1)Desde Roberto Arlt en adelante, las ciudades no volvieron a ser lo que eran; es que antes no había voces que se desangraran en las plazas, en las calles, en las esquinas, en los conventillos, en los burdeles y en los bares. Desde sus cuentos, sus novelas y desde sus artículos periodísticos, Arlt le puso sangre y sudor a su escritura anclada en el cemento y bajo la sombra de los edificios. En su caterva de estampas urbanas que, como un diamante, hizo entrar la luz de la palabra y logra universalizar las experiencias en una ciudad –Buenos Aires- para convertirla en cualquier ciudad del mundo donde uno podía –y puede- pararse a observar detenidamente la vida del hombre como si estuviera encerrado en una viñeta. Pero la literatura argentina del siglo XX siempre estuvo marcada por el afán de una búsqueda identitaria, una búsqueda que continúa en foros, academias, universidades, corpus y millones de libros editados. Pero para esto es importante tener en cuenta que Roberto Arlt, al igual que muchos otros escritores, estuvo marcado a fuego por la ciudad en la que le tocó vivir.
En Buenos Aires, desde comienzos del siglo XX, los poetas del tango y los escritores de izquierda fueron algunos de los mayores retratistas de la ciudad en el Río de la Plata. Así, grandes voces urbanas como las de Roberto Arlt, Jorge L. Borges, Ernesto Sábato, Walt Whitman, Fiódor Dostoievski, Charles Bukowski, Charles Baudelaire, Edgar Allan Poe –entre muchos otros- crearon mitos e inmortalizaron las ciudades en las que vivieron y en las cuales se basan sus historias, repartidas en miles de ediciones por todo el mundo.
Pero la ciudad de los baches no se queda atrás. Hace poco, la cantante cordobesa Silvia Lallana presentó su último disco titulado Cordobés Se Es, en el cual incluye una muy bonita versión de la canción “El dirigible” (1989), del enorme cantautor Ariel Borda, y el tema “Córdoba va” (1985), de Francisco Heredia en el mítico grupo Posdata. Siguiendo en el costado musical del asunto, y viniéndonos más acá en el tiempo, podemos nombrarlo a Marcos Luc y su canción “Oda Docta” en la cual se deja ver un homenaje a aquéllos poetas de la Córdoba de los años 80.
La ciudad de los baches en una ciudad que, por más que uno le cante y le escriba miles de poemas, no siempre se porta bien con quienes la habitan. Ciudad donde la venta de choripanes está prohibida de día, donde la policía se empecina en golpear a estudiantes, docentes y jubilados pero defiende la suba del boleto más caro del país; ciudad donde varias sustancias ilegales se vende sin tapujos y ante los ojos ciegos de la ley bajo los paredones rosados del Paseo de las Artes; ciudad donde los pobres tienen que sortear las trabas del Código de Faltas para ingresar al casco céntrico; donde las plazas y canteros son enrejados; ciudad donde el arte y la cultura son multados si no hay coimas o irrisorias cuestiones legales imposibles de acceder. En fin.
En muchos aspectos, Córdoba parece de la Edad Media, pero también es cuna de revoluciones y de importantes agitaciones sociales. Desde la Reforma Universitaria de 1918, “liderada” –por así decirlo- por Deodoro Roca, y pasando por el Cordobazo en 1969, la ciudad de los baches ha generado grandes situaciones de la mano de grandes hombres como Agustín Tosco, René Salamanca, Elpidio Torres, y tantos estudiantes y obreros que contagiaron la lucha por la dignidad.
Y en medio de tanta historia, de glorias y de dolores, Córdoba sigue generando espacios de creación. Se me vienen a la cabeza los libros y los textos publicados en La Luciérnaga del Cabezón Sotelo, el libro El Hombre Que Ganaba Por Cansancio y todos los agites culturales de Iván Ferreyra, las obras de teatro de Jorge Villegas, los libros de Omar Hefling, la editorial artesanal de Tino Quer y tantos reductos de resistencia frente al avance neoliberal que hay sobre todo, y más sobre la cultura.
Uno de esos destellos de resistencia es un libro nuevo, editado a finales del 2013 de manera completamente independiente, por un alguien que vio la necesidad de contar una historia narrada en el lugar donde el autor vive. El hombre se llama Eduardo Montibello, es librero y se lo suele ver con sus libros en un puesto en la Feria de la Cañada los fines de semana. Montibello, como buen hombre de letras, destapó su olla a presión y dejó escapar una historia desopilante cargada de noche y de urbanidad, con todo su asco y con todo su amor. Las Conchas Dominan el Mundo es un submundo que podemos observar en cada esquina.
Charly, Linda, Bob, Phillpis y Crey son una adaptación de esos seres que la ciudad excluye de las plazas y de las calles. Al mejor estilo de esos “infraumanos” que Arlt inmortalizó en su cuento “Las fieras”, los personajes del libro de Montibello se adueñan de las calles de Córdoba para ir en contra de leyes y de ordenanzas poco creíbles. El amor efímero, húmedo, caliente y doloroso, los antros, las pizzerías y las latas de cerveza, calles de luces oscuras y la esperanza enfrascada en un beso. Los personajes de este libro podrían vivir en barrio Ejército Argentino o en Villa Adela, no importa, lo que importa es que la ciudad queda nuevamente inmortalizada en las letras de alguien que, como muchos, busca entre sus veredas un espacio para ser y hacer. Y así nació Las Conchas Dominan el mundo, un nuevo espacio de la resistencia urbana.

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