Por Santiago Pfleiderer, diario Alfil, jueves 23/01/14
san.pflei@gmail.com
san.pflei@gmail.com

Más allá del lago, donde el valle se termina para dar comienzo al sinuoso camino de las Altas Cumbres, hay un paraje que es refugio de almas cansadas. Allí llegan para disfrutar de las sombras y del viento que baja desde la montaña, corriendo por la larga y serpenteante cuenca del río viejo.
Icho Cruz, Cruz de Palo, abraza a los viajeros cansados y castigados por el sol. Sus lomas susurran misterios guardados ancestralmente por los indígenas nativos, los gauchos y vaqueanos, aquellos que viven internados en el monte, los trabajadores de las antiguas minas de mica, piedra sapo y cuarzo.
Los hombres cansados llegan con sus guitarras al hombro. La cantina bosteza la modorra de la tarde mientras las duras mesas de quebracho roncan en la vereda. Los faroles se tambalean con el viento y los perros no se animan a pisar la calle. Pero el río es un refugio cristalino y fresco para reponer las energías gastadas, y al caer el sol la cantina abre sus puertas y las botellas comienzan a tintinear.
El hombre mayor se llama Miguel Vilanova, y se apoda Botafogo. Proviene de las húmedas tierras del Río de la Plata, y cuelga en su hombro una guitarra Dobro con un sonido metálico creado en el infierno para aplacar la ira de los demonios. El más joven se llama Iván Gómez Singh, y es un muchacho intrépido que, encandilado por la larga barba blanca del hombre mayor, le siguió los pasos para tener el secreto místico del estiramiento y el sonido sostenido de las cuerdas, que es el lamento de los que sufren las injusticias de este mundo. Es que es así: el Blues ha venido a redimir las grandes injusticias, es el llanto desesperado de los hambrientos, de los sedientos, de los que viven en la eternidad de la noche.
Botafogo, como se lo conoce en estas comarcas, inició su carrera en la denominada segunda generación del rock nacional de la mano de Norberto “Pappo” Napolitano, en Pappo’s Blues. Luego del grupo Manal, Pappo fue el gran continuador de esos sonidos duros provenientes de los pantanos yanquis y adaptados por los ingleses. Claudio Gabis y Pappo fueron los primeros en estirar las cuerdas de la guitarra en estas tierras. Desde afuera llegaban discos de The Beatles, de los Stones, y sonaban nombres como los de Eric Clapton, BB King y John Mayall. Luego de su experiencia en Pappo’s Blues, el nombre de Botafogo creció a tal nivel que, desde hace muchos años, es un sinónimo indiscutido del sonido y de la técnica en la guitarra en el blues. Entre 1977 y 1984, Botafogo estuvo viviendo en Madrid, España, y allá realizó diversas colaboraciones con músicos peninsulares. Luego, en su regreso, formó la banda Durazno de Gala, un hito del blues de los años ochenta, y a partir de ahí comenzó a desarrollar una impecable carrera solista y se consolidó como un gran maestro de guitarra, admirado por todos aquellos que pasaron por sus clases. Tal es el caso de Iván Gómez Singh, el cordobés virtuosísimo que va acompañar al Maestro Botafogo en su nueva visita a las sierras de Córdoba.
La cantina incendiada por el sol de la tarde se llama Q Sulky, y en sus tablas es que se va a desarrollar el sagrado ritual del blues. Q Sulky es un espacio gastronómico y cultural ubicado en la localidad serrana de Icho Cruz y, como todos los veranos, ofrece una exquisita grilla de espectáculos para el deleite de todos aquellos que saben disfrutar de las formas más refinadas del arte. Tal es el caso de “Icho Blues”, el ciclo de blues que ya es un clásico en el escenario del Q Sulky. Todos los viernes de enero y febrero, las tablas de la cantina estarán copadas por las botas embarradas del blues. Y Miguel “Botafogo” Vilanova va a estar actuando este viernes 24 y el próximo viernes 31 de enero en el escenario de Q Sulky, Icho Cruz. Un lujo para no perderse.
Dueño de una lírica sagaz y comprometida con el medio ambiente, con el amor y con el cuidado puro del ser humano, y poseedor de una técnica impresionante para tocar la guitarra, Botafogo es una promesa refrescante para apaciguar el calor a la luz de la luna. Y que el blues se haga realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario