Por Santiago Pfleiderer, diario Alfil, martes 7/01/14
san.pflei@gmail.com
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Pero la música popular tiene la particularidad de destruir fronteras y de aferrarse a los diferentes momentos históricos porque nace de hechos puntuales que, a la vez, son universales. La música popular nace en pequeñas comunidades, su técnica y sus temáticas serpentean sigilosamente de comunidad en comunidad, de generación en generación, y lo que antes era un germen es ahora una realidad vasta e indescifrable.
Tal es el caso del jazz y del blues, que nacen de la convergencia de creencias religiosas y ritmos afro americanos al sur de los Estados Unidos. Los esclavos negros que dejaban sus vidas en los campos de algodón o en las minas de carbón comenzaron a relacionarse, más allá del ardoroso trabajo, de manera artística. Fusionaron los ritmos heredados del África con el folk norteamericano y los adornaron con letras de dolor y melancolía, fruto de saberse mano de obra descartable de los políticos y terratenientes yanquis. El Blues es eso, melancolía, un dolor amargo que se transforma en dulzura al ser cantado, al ser ejecutado. Podría resumir diciendo que el Blues en Norteamérica es originalmente de temática rural.
Lo curioso de las músicas populares es que, si bien nace en la marginalidad, son susceptibles de ser estudiadas, tipificadas y esquematizadas. Y así como sucedió con el folklore y otras músicas étnicas, las expresiones populares de la música son enfrascadas y empaquetadas para el estudio y el comercio. Así nace lo que la socio crítica ha denominado como “efecto Beethoven”, que es este proceso por el cual se tipifica la música y se la esquematiza para ser estudiada y academizada.
Esto es lo que terminó sucediendo con buena parte de las músicas de raíz negra como el blues y el jazz. Quizá, si no se hubieran estudiado hoy no tendríamos la posibilidad de disfrutar de algunas de las más bellas y sutiles formas de la tristeza.
Es por eso que hoy los quiero invitar a disfrutar de Jazziblues, una excelente banda de jazz al estilo tradicional. Jazziblues es un grupo que recupera una antigua tradición jazzística vinculada a un sonido más central y norteño del territorio norteamericano, es decir, a sonoridades provenientes de Memphis o de Chicago; tonalidades nocturnas y urbanas sobre el asfalto mojado en tiempos donde se configuraban las mafias y las luchas contra la Ley Seca.
Jazziblues está conformada por Silvia Soria en voz, Fabio Oliva en bajo, Manuel Gil en piano, Juan Ávila en guitarra y Goyo Bofelli en batería.
La banda logra una presencia sonora muy suave ligada al swing y al jazz más temprano, aunque el toque de urbanidad y de noche está presente en la guitarra y en el piano haciéndonos recordar que el blues es un grito contra las injusticias y la soledad.
Con virtuosismo, calidez y buen gusto, Jazziblues nos invita a correr las cortinas y a disfrutar de los sonidos de una noche profunda.
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