lunes, 12 de mayo de 2014

PALO Y MANO EN ICHO CRUZ / GUARDIANES DEL CUERO, LA MADERA Y EL FUEGO

Por Santiago Pfleiderer, diario Alfil, jueves 8/01/14
san.pflei@gmail.com
palo y mano1La vida siempre te da señales. Hace unos meses, en un bar de la ciudad de Salta, entre tantos temas sonó uno del grupo cordobés Palo y Mano. Luego, tuvimos la oportunidad de charlar con sus integrantes en el programa radial Monópolis mientras ellos tocaban en vivo. Después, tuve la oportunidad de escribir sobre ellos en la revista La Unión Regional (de Sierras Chicas) y así pude acercarme más a la alegre mística de su música.
Es que la alegría está en las calles. Desde sus inicios, los carnavales y los festivales callejeros fueron inventados para volver locas a las personas; desde la Grecia antigua, pasando por Roma y atravesando toda la Edad Media en la oscura Europa, hasta los múltiples sincretismos carnavalescos sembrados en todo el mundo fruto de tradiciones cristianas y paganas. Dionisio era el dios de la tierra y de la fertilidad, el dios del sexo y la locura. Él, seguido por machos cabríos, volvía locas a las mujeres. El baile y los instrumentos de percusión servían de catarsis para soltar el veneno que toda sociedad enfrascada tiene.
Palo y Mano es un antídoto, es el suero antiofídico para cortar con el veneno de la rutina y de la mala onda con la que muchas veces nos sacuden las calles. Es que desde el año 1999, esta banda mayoritariamente radicada en las Sierras Chicas viene desarrollando un circuito alterno para una música visceral ligada a lo más hermosamente primitivo que tenemos los seres humanos: el ritmo. Y si hablamos de ritmo queremos decir pulso, experimentación, sentir, cuerpo, vibraciones; es decir, vida. Y eso que late desde lo más temprano de nuestra experiencia tiene que ver con la piel y con la madera. Por eso Palo y Mano nos brinda su música desde el tiempo mágico donde sólo había noche y fuego, y donde sólo existían las cosas que nacían de la tierra, esa madre enorme y mística que todo lo tiene.
Nete Ruíz Díaz, el Tano Ávila, Lucas “Rapa” Ingignioli, Martín “Lobucho” Donalisio, Matu Lloréns y Esteban “Lapa” Lapasset son los chamanes de esta tribu que mediante el sagrado ritual del ritmo convocan a los cuerpos a moverse y a las sonrisas a volar entre las chispas de las fogatas nocturnas. Con sus instrumentos fabricados artesanalmente, como el birimbaut –similar a una marimba, pero del África- y los tambores hechos con madera de quebrachos, álamos, fresnos y cueros de jabalí, cabra y chivito, Palo y Mano recrea la alegría primitiva y ancestral a golpe de parches y madera, así la tierra late y sacude los cuerpos con el pulso universal que contagia el cosmos. Con cuatro discos editados, Paloymano, Siguiendo la Veta, En la Calle y Palenque, el grupo invadió los montes con los espíritus del ritmo. Palmas y pies se agitan, entonces, en busca de la redención del hombre con la Madre Naturaleza.
Salvo Nete Ruíz Díaz, el resto de los integrantes de la banda son habitantes de las Sierras Chicas, parajes que van desde Los Manantiales, Mendiolaza y Unquillo contagiando la frescura del aire y toda la belleza de las lomas, el montecito autóctono y el trino de los pájaros serranos. En éste hábitat Palo y Mano busca reconocer su arte para transformarlo y trasladarlo a escalas más universales y, a la vez, más elementales para que la comunión con el público se dé de la manera más natural posible. De esa forma, también, el grupo de las percusiones liga su estética sonora fuertemente vinculado a lo afro con letras de alto contenido onomatopéyico haciendo referencia a lo percutivo desde el lenguaje mismo, tirando lanzas y trazando guiños a la búsqueda identitaria de una Latinoamérica de raíz negra y atizonada.
La alegría por la vida involucra, casi siempre, el canto. Cuando la ciudad se convierte en un perro malo, de esos que buscan morder los tobillos, no queda otra que tomarse el palo. Hay días en los que la ciudad asfixia, cachetea, te tira de las orejas, del pelito de la nuca. La gota gorda en la frente es señal de que necesitamos un respiro, de que tenemos que ensuciarnos un poco los pies y mirar el cielo que las luces anaranjadas no nos dejan ver. En las lomas de las Sierras Chicas, sin embargo, siempre hay tiempo para pensar con los ojos cerrados. La amistad, el amor, un libro, un mate, una copa de vino y la esperanza grabada en la madera y en los cueros.
Palo y Mano son los guardianes del fuego. Bajo el latido de su música se esconde el secreto primitivo de la alegría. El fuego aúna las almas y las purifica, y entre sus llamas se esconden demonios alegres y danzarines. Siempre dos almas, en cualquier parte del Mundo, se reunirán y se fundirán en el calor del fuego.
Los guardianes del fuego actuarán en vivo el próximo domingo 11 de enero a las 21:30 hs. en el espacio cultural Q’ Sulky de la localidad serrana de Icho Cruz. Sean todos bienvenidos al rito.

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