Por Santiago Pfleiderer, diario Alfil, martes 16-12-14
san.pflei@gmail.com
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También en cada paraje, en cada terruño, surgen nuevos chamanes con sensibilidades universales para captar los legados ancestrales, convertirlos en arte y hacerlos inmortales. Tal es el caso de Alejandra Ayala, una artista que cosecha y recoge poemas y canciones del norte argentino para resignificar y darle vida a esas creaciones que cuelgan de los árboles de la cultura.
Alejandra Ayala nació en 1974 en San Miguel de Tucumán, estudió Profesorado de Historia y Fotografía en la Facultad de Artes de Tucumán, pero decidió colgar los apuntes para ponerse a cantar. Deslumbrada por las magias de la música negra, Alejandra incursionó en el jazz, el blues, el soul, el funk y el gospel, y luego se vio seducida por el rock de los años 60 y 70 con grupos y solistas como King Crimson, Frank Zappa, Jethro Tull, y otras vastedades del rock y del folk norteamericano e inglés. Pero como buena tucumana, nunca pudo negar la fuerza intempestuosa del folklore que recorre su sangre. Durante más de diez años estuvo en una banda de rock y blues que la llevó a viajar por toda la Argentina y a compartir escenarios con grandes maestros como, por ejemplo, Norberto “Pappo” Napolitano.
La cantante conoció Córdoba y se enamoró. Acá fundó el proyecto Abraxas, quizá a modo de homenaje a ese gran disco de Carlos Santana y a esa mítica disquería de Buenos Aires. Luego de algunas actuaciones en Casa Burela -bastión del under y resistencia cultural- y en bares de barrio Güemes, donde el folklore profundo y desconocido se fundía con el blues y aires de tugurio, Alejandra Ayala afianzó la formación de Abraxas junto a los músicos Ernesto Weler (teclados), Ignacio Aguirre (bajo), y Cristian Barrionuevo (bombo); también con la participación del bajista Milton Arias en algunos shows y en la grabación del primer disco de Abraxas en diciembre de 2013.
El primer material discográfico de Alejandra Ayala y Abraxas tiene siete temas de autores como, por ejemplo, Gustavo Yanqui Molina, Leopoldo Deza, Alberto Rojo y Pablo Mema. En sus interpretaciones hay un marcado trabajo de arreglos instrumentales donde el bajo adquiere presencia en el desarrollo de lo melódico, al igual que el piano. Los graves generan la base perfecta para que la música se deslice y la voz de Alejandra Ayala pueda apreciarse en su total magnitud. La poesía de las canciones es una semilla latente que brota del pulso de la tierra y la madera que predomina en las músicas del folklore argentino. Zambas, chacareras, vidalas. La argentina profunda se desnuda hermosamente cuando el canto la convoca.
Abraxas editó su primer disco en diciembre del año 2013. El material fue grabado y masterizado en el estudio 3 Efe, de marcos Dudnik, y es una producción completamente independiente.
Historias de noches encendidas, de bueyes y de amores perdidos, de entregas y paisajes inolvidables. Brujos y chamanes nos conmueven al transmitirnos la sensibilidad que anda suelta en el aire, para recordarnos quiénes somos y de dónde venimos. La sangre negra y la sangre india. En la música late el pulso vital de la tierra. La voz de Alejandra Ayala y la música de Abraxas nos invitan a desandar las canciones como si fueran caminos iluminados por la luz del ocaso. Paisajes y lugares a los que siempre hay que volver.
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