domingo, 10 de abril de 2016

EL HOMBRE QUE EMPOLLABA PIEDRAS

VENTIUNARIO, NUEVO LIBRO DEL POETA MIGUEL ÁNGEL VERA

Por Santiago Pfleiderer, diario Alfil, martes 18-11-14
san.pflei@gmail.com
VeraDomingo a la tarde, un calor sofocante que se mezcla con el olor de los charcos hirvientes de las calles y con el olor de los asados tras las tapias del barrio. Con los cortos, remera de mangas enrolladas y las gafas oscuras para el sol me trepo a las escaleras del bondi que algunos minutos más tarde me depositará en la terminal de Carlos Paz. Ahí, una especie de sucursal del infierno, hago tiempo para abordar otro bus. Las serpenteantes rutas serranas me muestran, de un lado, Los Gigantes y las Altas Cumbres y, del otro lado, el lago San Roque y todo el caserío de los pueblos de Punilla desparramado a sus orillas.
Hago un chiflido y pego el salto a la ruta. Cosquín me recibe con sol y un aire hermoso. Voy al encuentro. Mientras los mates perfuman el aire, y se encienden los cigarrillos y las miradas, los dedos comienzan a deslizarse por las hojas. Es que la hospitalidad serrana es un lujo que los cordobeses conocemos. El aire de la tarde y el sonido de los pájaros ya se funde con las risas y los sorbos de los mates acabados.
El poeta me abre las puertas de su casa. La generosidad, la curiosidad y las ganas de compartir se despliegan en una mesa junto a unos libros y unas masitas dulces, al lado del termo, los encendedores, los puchos y el cenicero. El poeta me convida mates y algo por descubrir.
Miguel Ángel Vera nació en San Juan pero vive desde hace muchos años en la localidad de Cosquín. Allí se nutrió de la más vasta cantidad de poesías y de músicas, de voces y de historias. Docente, poeta, narrador y rejuntador de almas. Miguel trabaja desde el año 2005 en el Encuentro Nacional de Poetas con la Gente, que se desarrolla siempre paralelamente como una de las actividades vinculadas al Festival Nacional de Folklore. El Encuentro de Poetas el próximo enero va a cumplir 14 años, y Miguel es el responsable de la edición del libro Los Poetas que Cantan, un material bellísimo e indispensable para comprender la poesía y las músicas populares de nuestro país.
Pero más allá de todo esto, Miguel Ángel Vera deja entrever una anécdota, un delirio, una de las cosas más alucinantes que poéticamente pueden ocurrir en la vida real, y esto se puede ver reflejado en su nuevo poemario titulado Ventiunario.
El nuevo libro de Vera es la recreación de una locura, de una historia transmitida por el también poeta y cantor José Luis González allá en Los Hornillos, Traslasierra.
Resulta que al pie de las sierras grandes, en ese lugar místico que desborda arroyos y pueblitos hermosos, existe un hombre llamado Hermógenes –el de hermosos genes, según el poeta Aldo Parfeniuk, en el prólogo del libro-. Hermógenes Iginio Zamora, alias Hermógito (en su diminutivo), es un paisano que un día tuvo un auge de locura, o quizá una revelación, y decidió en un acto heroico y poético ponerse a anidar piedras. Bajo la sombra de un ramal, Hermógito cumplió el ciclo de veintiún días de empollamiento de piedras de cuarzo bajo la mirada atónita de quienes lo vieron en esa maternal y gallinácea tarea.
Quién sabe qué cosas a nivel cósmico y energético le devolvió a Hermógito ese instinto maternal de ponerse a anidar piedras como si fueran huevos. Veintiún días, un ciclo de empollamiento perfecto. Gallino transerrano. Hombre grande cacareando clueco ante el peligro celoso de sus crías de cuarzo.
Veintiún poemas que Miguel Ángel Vera escribió hermosamente para recrear ese ciclo loco de remate, los días en que Hermógenes Iginio Zamora se convirtió en una gallinácea para empollar piedras a la sombra de un ramal. Los Hornillos contará su historia a través de los versos de poeta Vera, pero también en un bello prólogo de Aldo Parfeniuk, en una zambita del cantor José Luis González, y en la gráfica de Ricardo Geri.
Ventiunario es un libro que nos devuelve la magia perdida entre los postes y el cemento. Los mitos de los pagos, del campo, de las sierras, las locuras y la poesía hecha realidad.

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